¿Sabías que algunas de las principales personas bíblicas tenían depresión en diferentes momentos de sus vidas? Sí, así es. Job, Jeremías, Noemí, Ana, Jonás y el rey David tuvieron depresión en algún momento. Pero usaremos a Elías como ejemplo. No te sientas avergonzado por sentirte deprimido porque eres extremadamente valorado y amado por Dios.
Primero, podemos experimentar depresión cuando estamos físicamente agotados o quemados. En 1 Reyes 19:2-28, Elías acababa de bajar de la montaña, donde había matado a un gran grupo de falsos profetas que estaban en contra de Dios. Luego recibió un mensaje de la malvada mujer jezabel, que era la reina de Israel, diciendo que ella iba a matarlo. Como resultado encontramos a Elías corriendo por su vida, donde se cree que viajó 300 millas a pie sin descanso ni nutrición.
En segundo lugar, podemos experimentar depresión cuando estamos agotados emocionalmente. Elías dice: “He tenido suficiente Señor. Toma mi vida, porque no soy mejor que mis antepasados que ya han muerto”. Estaba tan deprimido hasta el punto de querer morir. Luego se acostó y descansó bajo un árbol de escoba, pero mientras dormía un ángel lo tocó y le dijo que comiera. Miró a su alrededor y había pan y agua. La solución a los dos primeros: descansa, estás quemado. Refréscate, haz ejercicio y come sano porque eso puede ser un gran contribuyente a la depresión.
Tercero, nos sentimos espiritualmente desconectados de Dios. Cuando Jezabel envió el mensaje a Elías, ella había escrito: “Que los dioses me golpeen e incluso me maten si mañana a esta hora no te he matado tal como los mataste” (haciendo referencia a los falsos profetas). Mientras elÍas el Profeta ciertamente no estaba espiritualmente desconectado de Dios, incluso estar cerca o en contacto con alguien que era, especialmente alguien tan feroz y cruel como Jezabel, le dio tanto temor y preocupación que corrió y se hundió en la depresión, en lugar de confiar en Dios que nada malo le pasaría. Nos enfrentamos a estos mismos obstáculos cada vez que nos permitimos estar cerca de personas negativas, y peor si tratamos de complacerlos. Eso puede llevar al desaliento y la depresión, así que si estás cerca de mucha gente negativa que te dice que renuncies, que te rindas, que te vayas porque nunca lograrás nada, entonces debes hacer todo lo posible para alejarte de estas personas. Otra cosa que debes hacer es dejar de compararte con los demás. La comparación es ladrón de alegría, especialmente cuando te comparas de maneras que el mundo se preocupa por el mundo y no por las maneras que a Dios le importan. Sin embargo, tenga cuidado al alejarse de la gente. No te aísles, el aislamiento no es la respuesta y sólo te pondrás más triste.
Como cristianos no podemos hacer esta vida solos. Necesitamos una comunidad de creyentes a nuestro alrededor promoviendo nuestro crecimiento continuo en Cristo. Dios promete problemas en la tierra y la Biblia está clara de que no es bueno hacerlo solo. Necesitamos esta comunidad y, lo que es más importante, necesitamos a Dios. Una vida alejada de Dios es una vida triste y desperdiciada. Una vida con Dios es rica y feliz. Permanezcan con Dios y crean en él y ya no se deprimirán.